Iruya: uno de los pueblos más lindos del país

Este pueblo invita a la aventura y al sosiego, con sus calles estrechas, empedradas y empinadas, y sus pintorescas casas de adobe y piedra.

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Iruya, en la provincia de Salta, es un destino mágico que parece suspendido en la ladera de la montaña y conocido como uno de los más lindos del país.

Está ubicado a 315 km de la capital salteña, este pueblo invita a la aventura y al sosiego, con sus calles estrechas, empedradas y empinadas, y sus pintorescas casas de adobe y piedra. Rodeado por un paisaje imponente, forma parte de la Reserva de Biosfera de las Yungas, protegida por la UNESCO desde 2002, y fue declarado Lugar Histórico Nacional en 1995.

El corazón de Iruya es su Iglesia de San Roque y Nuestra Señora del Rosario, fundada alrededor de 1753. Ubicada en la entrada del pueblo, es el escenario de las vibrantes fiestas y danzas rituales, convirtiéndose en la postal más reconocida del lugar.

La Fiesta Patronal en honor a la Virgen del Rosario, la celebración más importante del pueblo, tiene lugar el primer domingo de octubre. La jornada comienza el sábado con la ornamentación de las calles, el repique de campanas y el Ángelus. Los "cachis" (bailarines tradicionales) se prometen a la Virgen, acompañados por imágenes religiosas que llegan de las comunidades cercanas. Se realiza la adoración a la Patrona, bautismos comunitarios, novena y misa, finalizando con la "Luminaria de Víspera de la Fiesta" y una serenata casi a medianoche. El domingo, miles de fieles y turistas acuden para la "Salva de Bombas", la adoración del Alba por los cachis, rosario, misa para peregrinos y la tradicional procesión. Al fin de semana siguiente, la "Octava de la Fiesta" repite los actos. Durante estas celebraciones, se puede disfrutar de una feria de "trueque" en las carpas del río Iruya y la plaza, donde se venden productos locales y comidas típicas.

El 16 de agosto, Iruya celebra la Fiesta Patronal en honor a San Roque, el otro patrono del pueblo. Tras la misa y la procesión por las calles, los "cachis" divierten a los asistentes con sus ocurrencias y danzas de adoración. Un almuerzo comunitario en el Barrio San Roque precede a la "cuarteada" frente a la iglesia. Esta danza particular involucra a parejas de bailarines que, al ritmo de los erques, mueven medias reses de oveja, haciéndolas pasar una por debajo de la otra. Al finalizar la música, cada pareja "cuartea" la carne. Es una tradición única para esta festividad en Iruya, donde también se les colocan collares de telas coloridas a los perros, simbolizando la protección del santo hacia las mascotas.

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