En ocho años, los salarios mendocinos perdieron 17% de poder adquisitivo
De 2016 a 2024, los sueldos de los trabajadores formales se ajustaron 1.141 puntos porcentuales por debajo del IPC. Economistas explican que la recuperación solo llegará con años de crecimiento sostenido y productividad.
En un país inflacionario, como Argentina, la lucha entre los precios y los salarios parece ser interminable. Es tanto el tiempo que llevan trabajadores, sindicatos y empresas negociando los ajustes, que fácilmente se pierde noción del camino recorrido en el largo plazo.
Sin embargo, los números están ahí y basta con mirarlos un poco para conocer quién está ganando la carrera realmente. En los últimos diez años, los sueldos de los trabajadores formales de Mendoza perdieron por 1.141 puntos porcentuales contra el Índice de Precios al Consumidor (IPC), lo que se traduce en una baja del poder adquisitivo real del 17%.
En términos nominales, los ingresos de los trabajadores de la provincia subieron 6.628% entre diciembre de 2016 e igual mes de 2024, pasando de $24.304 a $1.635.223 brutos (se debe tener en cuenta que ese mes se paga el aguinaldo). En ese mismo período, la inflación avanzó 7.769%. De ahí se desprende la brecha de 1.141 puntos mencionada en el párrafo anterior. “Esa diferencia se traduce en una pérdida del poder adquisitivo del 17%”, explicó el economista Raúl Mercau.
Para entenderlo mejor, se puede hacer un análisis de la evolución de los salarios medidos en términos reales. De acuerdo con Mercau, a pesos de hoy (mayo de 2025), el ingreso promedio de los mendocinos era de $2.104.487 en diciembre de 2024 y descendió a $1.799.831 brutos en igual mes de 2024. La diferencia de una punta a otra es del 17% negativos.
Las causas detrás de la caída
La devaluación de diciembre de 2023, impulsada por el nuevo gobierno nacional, marcó un punto de inflexión. Según Mercau, en ese momento la pérdida acumulada del poder adquisitivo desde 2016 llegó a ser del 50%. En los meses siguientes se registró una leve recuperación: en septiembre la caída se había moderado al 40%, y hacia fin de año los salarios mostraron una mejora, aunque lejos de compensar completamente la pérdida.
“Como en todo proceso inflacionario, los precios suben por el ascensor y los salarios por la escalera. Ha habido una gran pérdida de poder adquisitivo en un escenario donde el empleo ha permanecido estancado”, explicó el economista. Y agregó que en ese contexto de alta incertidumbre, quienes más han soportado el ajuste fueron los trabajadores.
El impacto se acentúa al observar la evolución de los precios de los alimentos, el rubro con mayor peso dentro del IPC. “Los alimentos han subido mucho más que los salarios. Eso significa que ha habido un aumento de ganancias en sectores concentrados, que tienen mayor capacidad para fijar precios. En cambio, los trabajadores deben negociar sus ingresos a través de paritarias, un proceso más lento y condicionado por la situación económica general”, advirtió Mercau.
En esa línea, apuntó que la inflación no solo deteriora el poder de compra, sino que también afecta la productividad. “Para que los salarios suban de forma sostenible, tiene que crecer la productividad. Pero en una economía estancada, con producción casi sin variaciones y un empleo que apenas crece, la productividad cae”, afirmó. Esto limita aún más las posibilidades de mejora salarial en términos reales.
Además, Mercau hizo referencia a un nuevo condicionamiento: la postura del Gobierno nacional respecto a las negociaciones salariales. “Han comenzado a verse señales de recuperación en los salarios desde el último trimestre de 2024, pero el Gobierno ha dicho que no va a homologar paritarias que estén por encima del 1% mensual. Eso pone un tope explícito a cualquier intento de recuperación acelerada”, remarcó.
A más de ocho años de iniciada la serie analizada, el balance es contundente: los trabajadores mendocinos perdieron poder adquisitivo frente a la inflación, en un contexto donde las empresas con capacidad de fijar precios lograron mantener —e incluso mejorar— su rentabilidad. La carrera entre precios y salarios, por ahora, sigue estando despareja.
Para profundizar en esta compleja dinámica, el economista Sebastián Laza, asesor del Gobierno, aporta una perspectiva adicional. "La gran pérdida de poder adquisitivo se dio en los años donde la inflación se aceleró más, que fueron los últimos dos años de Alberto Fernández, más el primer semestre de Milei", explica Laza. En escenarios de inflación de tres dígitos, el salario simplemente no logra actualizarse al mismo ritmo que los precios, creando un círculo vicioso de caída del salario real y aumento de la pobreza.
Laza fue categórico al señalar que para revertir esta tendencia se requieren "años de crecimiento". No solo crecimiento económico, sino también un aumento sostenido de la productividad. Solo así, los distintos sectores podrán empezar a recuperar poder adquisitivo e incluso superar la inflación. La clave, según el economista, radica en que "la economía vuelva a crecer y que crezca la productividad".