El parásito que puede ser el responsable de tu lado violento
Un revelador estudio profundiza en cómo las infecciones parasitarias, especialmente por Toxoplasma gondii, pueden influir en nuestra personalidad y desencadenar comportamientos agresivos, incluso sexuales.
¿Podrían los parásitos estar moldeando nuestro comportamiento de formas que apenas comenzamos a comprender? Un estudio reciente, liderado por el Dr. Marco Goczol y publicado en revistas científicas, arroja luz sobre una conexión fascinante y perturbadora: la capacidad de ciertas infecciones parasitarias para alterar nuestra personalidad y, en casos extremos, desencadenar comportamientos sexualmente agresivos.
La investigación destaca que las infecciones parasitarias no son solo un problema de salud física, sino también una cuestión psicológica y de comportamiento con implicaciones profundas. El foco principal del estudio es Toxoplasma gondii, un parásito muy común, a menudo asociado con el contacto con gatos o alimentos contaminados, que se sospecha aumenta el riesgo de conductas agresivas y de riesgo. Se estima que entre el 60% y el 80% de las personas mayores están infectadas con este parásito, que puede permanecer latente en el cuerpo por años.
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La manipulación silenciosa de nuestro cerebro
El estudio explica que los parásitos han evolucionado para manipular a sus huéspedes y así aumentar sus propias posibilidades de supervivencia y propagación. Esto lo logran afectando el sistema nervioso central. En el caso de T. gondii, se ha demostrado que puede formar quistes en el cerebro, especialmente en áreas relacionadas con el manejo del comportamiento y las emociones, como el sistema límbico.
Uno de los mecanismos clave identificados es la influencia en el equilibrio de los neurotransmisores, como la dopamina. Se sugiere que T. gondii puede aumentar la producción de dopamina, un neurotransmisor asociado con la motivación, la recompensa y, en ciertos contextos, con comportamientos de riesgo o agresivos. Esto podría llevar a una mayor impulsividad y una menor inhibición en los infectados.
De la fatal atracción a la agresión humana
En roedores, la infección por T. gondii provoca una "atracción fatal" hacia los gatos, su huésped definitivo, volviéndolos menos temerosos y más propensos a ser cazados. En humanos, aunque los efectos son más sutiles, se han observado cambios significativos en la personalidad: mayor propensión al riesgo, menor velocidad de reacción y, preocupantemente, una correlación con la agresividad y la impulsividad.
El Dr. Goczol y su equipo señalan que la alteración de los niveles de dopamina puede intensificar el impulso hacia comportamientos impulsivos, bajando el umbral para los impulsos agresivos, que podrían manifestarse incluso en contextos sexuales. Además, otros parásitos como Trypanosoma brucei (enfermedad del sueño), Borrelia burgdorferi (Lyme) y Bartonella henselae (arañazo de gato) también son conocidos por causar síntomas neuropsiquiátricos.