“El Justicialismo se convirtió en un partido municipal”
El candidato a diputado provincial por el FIT cuestionó cómo se maneja la oposición, no solo el Justicialismo.
-Vas a ser candidato a diputado provincial junto con Noelia Barbeito y Marcia Marianetti como candidata a Senadora. ¿Cómo ves Mendoza?
-Veo con mucha preocupación la reconfiguración del país que se está intentando hacer. Claramente es una impronta que viene desde Buenos Aires y en particular por las relaciones que el gobierno nacional tiene con actores de poder muy fuertes. Es un gobierno que está muy asentado sobre el capital financiero y están imponiendo para el país un modelo inducido por determinados actores conocidos como el Fondo Monetario Internacional o la Embajada Norteamericana, y en ese esquema quieren que esté insertada Mendoza.
Lamentablemente Mendoza va a resultar muy perjudicada por lo que significa su impronta histórica, su configuración, lo que siempre fue, incluso antes de la propia Independencia y conformación de la Argentina. Mendoza es una ciudad agrícola, académica, agroindustrial, una ciudad de frontera con una impronta cultural propia muy fuerte. Hoy es vista, desde estos sectores de poder, como un lugar para hacer negocios vinculados al extractivismo, vinculados a una gentrificación, a la construcción de determinados reductos aislados de muchísima valorización especulativa en la cual estaríamos sobrando por lo menos un millón y medio de habitantes. Estaría habiendo una matriz de producción cultural de arraigo de muchísimas familias, de una gran configuración en el interior provincial, que en este proyecto no tienen cabida y los lleva hacia la quiebra, hacia la sequía porque estamos hablando de una sequía no solamente vinculada al cambio climático, si no también a la priorización de determinados usos del agua vinculado a determinados negocios que implican que a regiones enteras llegue cada vez llega menos agua y de peor calidad.
Pero bueno, es lo que ha avanzado, ha avanzado mucho este gobierno con toda la estructura de poder concentrado que ha construido a lo largo de estos 10 años Alfredo Cornejo en crear una Mendoza para pocos, una Mendoza con negocios multimillonarios para cuatro o cinco personas que se están configurando una nueva oligarquía, verdaderos zares en estos negocios, que antes los veíamos porque tenían un poder local, pero hoy ya se proyectan como un poder nacional y asociándose al gobierno nacional, y la gente empeorando en su calidad de vida, en el acceso a los servicios públicos.
-¿Cómo ves el funcionamiento de la oposición en la provincia y qué rol tendría que cumplir la izquierda en ese esquema?
-Claramente no hay oposición. Han tenido mucha habilidad para licuar cualquier capacidad de oposición. Antes se hablaba que en Mendoza había una suerte de equilibrio de poder de tres fuerzas. La tercera fuerza solía tener un peso histórico determinante. La Legislatura, a partir de eso, tenía un rol. Había fricciones, choques entre el Poder Judicial y el Ejecutivo en determinados momentos y con el Legislativo en otros. Había una suerte de reparto del poder más dinámico, por decirlo de alguna forma. Siempre fue igualmente muy oligárquica, es una provincia con una matriz oligárquica muy importante en su constitución, en cómo están distribuidos los distritos electorales y demás. Eso tiene que ver con la impronta que dejó constitucionalmente el peso que tenía el Partido Conservador, sus continuadores que fueron los Demócratas y los regímenes militares que continuaron, pero que representaban a distintos actores del poder económico y productivo de la provincia; también la relación con las masas que representaba el radicalismo por un lado y el peronismo por el otro.
Pero ahora el peronismo está en crisis, cuando perdió el Ejecutivo jamás pasó a ejercer un rol opositor. El peronismo trazó otro proyecto, le rehuyó a eso, jamás se quiso plantar contra Cornejo, sino que inició un proyecto de decir, bueno, nos recluimos y nos convertimos en un partido municipal. Se anclaron en determinados departamentos, con una fantasía de que eso supuestamente representaría una suerte de poder territorial. También tienen una interna que llevan 10 años sin resolver en donde gane quien gane, ninguno dirige y más bien compiten por ver quién es el que negocia con Cornejo.
En determinado momento fueron los intendentes, en otro momento Fernández Sagasti acordando un intento de cambio de leyes, incluso hasta hablaron para que Cornejo ampliara la Suprema Corte de la Provincia. Hicieron todo eso, pero nunca definieron en serio cómo le competían o se oponían a Cornejo.
Entonces la izquierda claramente tiene un rol muy importante para tomar, que es dentro de esta licuación de la de la oposición en general; retomar un protagonismo para que justamente, la oposición social que sí existe contra Cornejo, tenga representantes que no los van a traicionar. Incluso en condiciones muy adversas, con una política muy represiva por parte de Cornejo tremenda, hemos visto algo que no veíamos hacía muchos años, con presos políticos en la provincia de Mendoza.
Aun así la gente se levanta, se organiza, trata de tener una voz, surgen movimientos entre los trabajadores de las viñas, en las escuelas, en los hospitales, sufriendo mucha persecución, pero aun así dicen: ‘No, acá hay una voz, una voz que tiene que tener una representación y que tiene un peso social’.
Claramente no tiene hoy la suficiente fuerza, ni representación política y por eso la izquierda tiene el desafío de encararlo, de lograr enraizarse y de lograr darle una protección, para tener una voz potente que retome las mejores tradiciones del socialismo en la provincia, para poder hacer ese proceso de transición entre una oposición, que hoy por hoy es fundamentalmente social, hacia una oposición social y política.
-Qué la oposición esté en ese estado, ¿es todo culpa de Cornejo?
-No, por eso ponía el énfasis en cuál ha sido el rol de la fuerza que le sigue que es el peronismo. La oposición tiene un rol muy importante, marca los límites, decide si, por ejemplo, el Ejecutivo puede avanzar sobre los organismos de control o no, si va a manejar el Ministerio Público Fiscal como una policía política o no, si va a nombrar a los jueces con total discrecionalidad o no. En eso, por ejemplo, hay muchas cosas que requieren de dos tercios en la Legislatura, como también si el Gobierno va a tener un endeudamiento histórico y desbocado o no, si va a dejar que la principal empresa productiva de la provincia, que es YPF, abandone Mendoza dejando todos los pasivos ambientales y un lockout que está haciendo perder regalías y 900 puestos de trabajo. Eso es responsabilidad del Ejecutivo y de que la oposición se lo permita o no.
En ese terreno hemos visto que el peronismo, claramente ha tenido un fracaso como oposición, directamente ni siquiera hicieron el intento, no son una voz crítica hoy. Han prestado consenso por acción y por una omisión ensordecedora. Prefieren que la gente ni siquiera se entere que Cornejo hace esas cosas. Entonces, tiene una responsabilidad enorme.
También en el medio ha habido ensayos, pero no tienen el mismo tipo de responsabilidad. Sí es verdad que en los contextos electorales sí tienen una voz muy fuerte, en los debates actúan como fuertes opositores, que es el caso de estas terceras fuerzas. No se sabe muy bien quién los controla, a veces son operadores del peronismo, como Mauricio Guzmán con Ramón, a veces se dice que es el propio Cornejo, pero no se sabe, son acusaciones cruzadas. El problema no es quién está detrás, el problema es que los que están adelante, son personas muy apropiadas para el stand up, saben ponerse un poncho, saben hacer gestos con las manos, saben improvisar en un atril para parecer fervorosos opositores, pero en cualquiera de estas cosas jamás los vas a escuchar. No solo no los van a ver tratando de hacer lo que hay que hacer, que es buscar movilizar a la gente, luchar contra esto, sino ni siquiera levantan la voz en la Legislatura para decir, ‘Señores, ustedes no pueden seguir endeudando en dólares a la Provincia, hipotecando el futuro indiscriminadamente como vienen haciendo hace 10 años’. No pueden seguir recortando los presupuestos de educación y de salud para que cada vez paguen más los servicios de deuda como vienen haciendo en estos años. Y en eso están Protectora, el Partido Verde, la Unión Mendocina. ¿Por qué se cambian de nombre en cada elección? Porque no pueden rendir cuentas de lo que decían en la campaña anterior, en la que justamente prometían ocupar ese espacio vacante de oposición que ha dejado el peronismo. Entonces, cuando llegan a la Legislatura son cómplices. Esa es la realidad. Son cómplices, son levantamanos, le aprueban todo, no le cuestionan nada. Cornejo jamás ha tenido que negociar un presupuesto, sale con fritas y ahí se muestra esa vacancia.
-Pero también Cornejo logra mayorías y las ejerce.
-Bueno, pero es que le facilitan el camino. Yo lo viví, a mí no me lo contaron, yo sé cómo se consigue esa mayoría. Las mayorías a veces no son producto del resultado electoral. De hecho, él no ha ganado las elecciones con el 54%, con Cornejo no estamos hablando de eso. Es más, se han desagregado muchos de los partidos que conformaban su coalición. Creo que ahora se le fueron los últimos aliados que tenía. Yo vi cómo se fueron yendo de a uno. Sin embargo, eso se ve a nivel de partidos, pero a nivel de legisladores la cantidad de gente que entra por partidos de la oposición, entre comillas, y que se pasan al oficialismo es increíble. El caso de Bonarrico que entró con un discurso totalmente opositor, el caso de Ramón. Entonces, si esa es la forma que tienen de construir mayorías en la Legislatura, habla justamente de una progresiva descomposición del régimen político.