El día que Mendoza se paralizó por una toma de rehenes en Dorrego
Un francotirador puso fin a un día agónico. José Francisco Wiecek Saswazk había recuperado la libertad hacía poco tiempo y no estaba dispuesto a volver a la cárcel.
El 26 de diciembre de 2002 la tensión se apoderó de Dorrego. Los mendocinos acababan de celebrar la Navidad y se preparaban para las fiestas de fin de año, pero un hecho policial pondría en pausa el clima festivo.
A las 10 de la mañana de ese sábado José Francisco Wiecek Saswazk ingresó a un negocio de Godoy Cruz con intenciones de asaltarlo, pero una patrulla advirtió la situación por lo que se subió a un auto y huyó en dirección a Guaymallén
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Wiecek Saswazk, mejor conocido como “El Polaco”, llegó hasta la calle Adolfo Calle y Cobos, abandonó el auto, entró a un maxikiosco ubicado casi en la esquina y tomó a tres rehenes: el dueño del local y dos clientes.
“El Polaco”, que había nacido en Lobos, provincia de Buenos Aires, ya había estado en prisión por un intento de robo en la antigua Compañía Argentina de Teléfonos (CAT) en 1984. Dicha historia sería reconstruida años después por el periodista y escritor Roly López en su libro Textos de Periodismo para no morir en el bostezo
Aunque su estadía en el penal de Boulogne Sur Mer había sido relativamente tranquila, tras recuperar la libertad había jurado que no volvería jamás. Promesa que cumpliría a cualquier costo.
Durante diez horas, las autoridades trataron de negociar con “El Polaco” para que desistiera y se entregara a la Policía. Pero Wiecek Saswazk no cedió. Cuando empezaba a caer la noche, el juez Manuel Cruz Videla, titular del Décimo Juzgado de Instrucción, que estaba a cargo del operativo, dio la orden de disparar en base al asesoramiento de los policías.
Un francotirador, apostado a 60 metros en un jardín de infantes al otro lado de la calle, disparó. Dos proyectiles alcanzaron a "El Polaco", quien murió en el acto, cumpliendo así su promesa de no ser atrapado con vida.