Una ola de protestas sacudió a Estados Unidos
Multitudes se congregaron en Washington D.C. y en más de 2.600 localidades de todo el país para participar en las protestas denominadas “No Kings” (Sin Reyes).
Una masiva ola de descontento popular sacude a Estados Unidos, y el sábado, multitudes se congregaron en Washington D.C. y en más de 2.600 localidades de todo el país para participar en las protestas denominadas “No Kings” (Sin Reyes), en repudio al rumbo que ha tomado la nación bajo el liderazgo de Donald Trump.
Lejos de ser violentas, las protestas tuvieron un ambiente festivo, con bandas de música y disfraces.
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Los manifestantes portaban carteles con consignas como “Nada es más patriótico que protestar” o “Resiste al fascismo”, en una clara muestra de oposición a lo que consideran un “descenso en dirección al autoritarismo”.
En esta ocasión, las protestas más importantes se llevaron a cabo en las grandes ciudades del país del norte como Nueva York, Chicago, Houston, Seattle, Los Ángeles y Filadelfia, además de Washington, sede del gobierno estadounidense.
RIOTS!! Protesters. ICE FACILITY! Police. CHAOS! Los Angeles. LIVE. https://t.co/UXNRQdMrfy
— JLR© (@JLRINVESTIGATES) October 19, 2025
La protesta, la tercera de esta magnitud desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, se da en el contexto de un cierre del gobierno que ya lleva 18 días y que ha paralizado servicios federales, agudizando la tensión entre el Poder Ejecutivo, el Congreso y la Justicia. Además, coincide con las redadas contra los migrantes y el despliegue de la Guardia Nacional en varias ciudades, gobernadas por demócratas.
Por su parte, y desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, donde también se registraron protestas, Donald Trump intentó minimizar las críticas.
“Dicen que se refieren a mí como un rey. No soy un rey”, declaró en una entrevista con Fox News, su cadena predilecta.
Sin embargo, la postura del Partido Republicano fue mucho más dura. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó las protestas como la “manifestación de odio a Estados Unidos” y acusó a los participantes de ser “comunistas”, “marxistas” y “tipos antifascistas”.
Desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, la estrategia del oficialismo fue la de deslegitimar la protesta, vinculándola a un ala de extrema izquierda que, según ellos, mantiene de rehén al Partido Demócrata y es la principal responsable del cierre del gobierno.
En la vereda opuesta, figuras clave del Partido Demócrata como el líder del Senado, Chuck Schumer, y el senador independiente Bernie Sanders, se sumaron a las marchas y respaldaron el movimiento.
“Estamos aquí porque amamos a Estados Unidos”, proclamó Sanders desde un escenario en Washington, advirtiendo que el experimento democrático del país está “en peligro” bajo la presidencia de Trump. “Nosotros, el pueblo, gobernaremos“, arengó ante la multitud.
Los demócratas, que se niegan a votar la ley para reabrir el gobierno si no se incluye financiamiento para la atención médica, ven en estas protestas un envión para fortalecer su postura. “Grandes manifestaciones como esta les dan confianza a las personas que han estado al margen, pero están listas para hablar”, aseguró el senador Chris Murphy.