Un país exige que los influencers tengan título universitario para trabajar
La medida busca “garantizar la veracidad y responsabilidad de la información compartida en redes sociales”.
Según una encuesta realizada por Morning Consult, el 57% de los jóvenes de la Generación Z quiere ser influencer. Aunque los expertos y hasta el CEO de Nvidia, Jensen Huang, ha manifestado que los próximos millonarios serán los plomeros, el deseo de ser influencer es mucho mayor.
Sin embargo, en el gran universo de "creadores de contenido" proliferan los buenos y los malos ejemplos. Existen influencers que no divulgan información incorrecta sino que además promueven conductas inapropiadas.
Te podría interesar
Por tal motivos, los funcionarios de China han decidido ponerle fin a esta situación y exigir que sus influencers sean profesionales certificados para poder hablar públicamente de temas considerados “delicados” como política, salud, economía, derecho o educación, entre otros.
Quienes no cumplan con esta norma se enfrentarán a sanciones que pueden alcanzar los ¥100.000, según las nuevas regulaciones del gobierno chino.
La medida, impulsada por la Administración del Ciberespacio de China, busca “garantizar la veracidad y responsabilidad de la información compartida en redes sociales”. Según las autoridades, esta medida no busca limitar la libertad de expresión, sino elevar la calidad de la conversación digital y prevenir la desinformación.
El primer país en "regular" los influencers
Con esta innovadora medida, China se convierte en el primer país en exigir una acreditación académica formal para ejercer esta actividad en determinados ámbitos. Mientras tanto, en otras partes del mundo, la discusión gira en torno a la responsabilidad ética y la transparencia en la publicidad digital, más que a la formación universitaria de los creadores.
El impacto de esta medida podría extenderse más allá de las fronteras chinas y, una de tantas preguntas es si podría sentar un precedente para otros gobiernos. Lo cierto es que, por ahora, el debate está abierto, mientras el fenómeno influencer sigue creciendo, evolucionando y obligando a repensar los límites entre la opinión, la información y la responsabilidad profesional.