Soppelsa, un apellido que forma parte de nuestra historia

Dos hermanos llegaron de Italia en 1920 y sin saberlo le dieron origen a una dinastía de heladeros que hoy son parte de la historia de Mendoza.

SOCIEDAD

Una tradición familiar. Así puede definirse el vínculo de la familia Soppelsa con el arte de hacer helados. Pedro y Guerino Soppelsa llegaron a Argentina en la década del 20'. Guerino, acompañado de su hijo Ernesto, decidió afincarse definitivamente en Mendoza.

Así fue que en 1927 abrió su primer local, en la esquina de Avellaneda y Belgrano. Rápidamente la familia comenzó a tener éxito con la heladería y en la década del 30 se instaló un camión de helados en el Parque General San Martin.

Cuenta la historia que fue en aquel entonces, en 1930, que se abre un segundo local, en calle Las Heras y se comenzó a ofrecer el servicio de delivery, con pintorescos triciclos. En 1937 llegó el resto de la familia de Guerino. Concretamente su esposa y sus otros dos hijos: Ítalo y Ferruccio.

El apellido Soppelsa es parte de la historia de Mendoza.

Fue en 1950 que se construyó el emblemático local de Emilio Civit y Belgrano, donde aún hoy se pueden comprar helados Soppelsa. Ernesto Soppelsa siguió la tradición junto a su hijo Dante y su hermana Noemí.

Mientras tanto Ferruccio también siguió los pasos de su padre. Generación tras generación la tradición familiar continuó.

El hijo de Ernesto, Dante Soppelsa, se hizo cargo de la heladería de calle Las Heras junto a su hermana Noemí. Mientras tanto, Flavio, hijo de Dante, abrió la histórica sucursal en calle Lavalle 24 junto a su familia.

El oficio se transmitió de generación en generación.

Paralelamente, la rama familiar de Ferruccio cuenta con alrededor aproximadamente 20 franquicias en la provincia de Mendoza.

"Ferruccio Soppelsa", "Dante Soppelsa", "Hermanos Soppelsa" son mucho más que marcas para los mendocinos. Son parte de su historia.

Audio relacionado

soppelsa

Podés leer también