Sobre el final, Kast ya se siente presidente y Jara busca evitar una derrota aplastante
La líder oficialista busca ganar un último impulso. Pero los sondeos prevén un claro triunfo del candidato de derecha, con una diferencia de entre 10 y 15 puntos porcentuales. Se vota el domingo.
Ella, en Coquimbo, en el norte. Él, en Temuco, en el sur. Los candidatos a la elección presidencial de este domingo en Chile, la oficialista Jeannette Jara y el líder de derecha José Antonio Kast, tendrán este jueves sus cierres de campaña fuera de Santiago y con la mirada puesta en convencer a los indecisos y a la amplia franja de votantes que en la primera vuelta manifestaron en las urnas un fuerte rechazo a la clase política tradicional.
Jara, militante del Partido Comunista, que integra la coalición de izquierda y centroizquierda que gobierna Chile desde 2022, se impuso en la primera vuelta del 16 de noviembre con el 26,8% de los votos contra 23,9% de Kast. Pero desde ese mismo día, aquí reina la convicción de que el candidato del Partido Republicano tiene casi asegurada la victoria, en un escenario de fuerte polarización y de profunda crisis de los partidos tradicionales más volcados al centro.
Te podría interesar
Los últimos sondeos –que aquí por ley no pueden publicarse desde 15 días antes de la elección- marcaban un claro triunfo de Kast, con una diferencia de entre 10 y 15 puntos porcentuales. Y en algunos casos la brecha llegaba hasta 18 puntos (alrededor de 58% para Kast, 40% para Jara, según diferentes consultoras).
En la campaña oficialista, sin embargo, se ilusionan con que esa brecha sea más angosta, pero parecen ya convencidos de que una victoria de su candidata es prácticamente imposible.
Kast logró en la misma noche de la primera vuelta el respaldo de los otros dos candidatos de la derecha que hasta entonces aparecían con posibilidades, Evelyn Matthei, rostro de la derecha más tradicional en el país, y el ultraderechista libertario Johannes Kaiser, quienes quedaron en cuarto y quinto lugar el 16 de noviembre. Así, ya tendría asegurado el 50% necesario para quedarse con la presidencia.
Pero el gran botín en disputa este domingo es el de los votantes que en la primera vuelta se volcaron en forma sorpresiva hacia Franco Parisi, un populista de derecha que apenas figuraba en los sondeos y se quedó con un 19,7% de los votos hace cuatro semanas.
El Partido de la Gente (PdG) de Parisi llamó a votar en blanco o nulo, y en estos días el ex candidato reiteró que no apoyará ni a Kast ni a Jara porque considera que no están preparados para gobernar. Pero, en estas primeras elecciones presidenciales obligatorias en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, no está claro hasta qué punto podrá incidir el voto nulo.
“Tuvimos una primera vuelta con muchos interrogantes. Era la primera vez que era voto obligatorio con inscripción automática. La masa de votantes aumentó de unos 8 millones a más de 13 millones de personas”, señaló a esta enviada el analista político Roberto Munita, académico de la Universidad Andrés Bello de Chile. “Y lo que las encuestas no habían visto era el voto que finalmente fue a Parisi”, agregó.
Pero, según Munita, “para la segunda vuelta no hay grandes expectativas. Las encuestas están mostrando una diferencia de hasta 18 puntos porcentuales, una distancia muy difícil de revertir”. Aunque en los últimos días, en estimaciones que se manejan fuera de los medios oficiales, la brecha parece haberse reducido hasta alrededor de 10 puntos: algo así como 50% para Kast y 40% para Jara.
Aún así, Jara se aferra a un “milagro electoral”, señalaba días atrás el diario La Tercera. En un gran acto el miércoles a la noche en la comuna popular de Puente Alto, en el área metropolitana de Santiago, la candidata se dio un baño de multitudes en un clima de fiesta y optimismo. Ante miles de seguidores que coreaban "sí, se puede", la ex ministra de Trabajo del actual gobierno de Gabriel Boric volvió a prometer que mantendrá la estabilidad el país, trabajará a favor de la seguridad y el crecimiento económico, defenderá los beneficios sociales, profundizará en la lucha contra la pobreza y ampliará los derechos adquiridos en los últimos años.
Criticada por su militancia en el PC desde los 14 años, en un país con un fuerte componente de anticomunismo, Jara intentó una vez más convencer sobre su capacidad de liderazgo y su experiencia de gestión frente a su rival de extrema derecha, al que volvió a acusar de no saber construir diálogos y consensos. La líder oficialista llegó al último día de campaña con la sensación de remontada y la confianza de que los dos debates frente a su rival le han dado un impulso.
“Los últimos sondeos planteaban que había una diferencia de 10 puntos entre José Antonio Kast y Jeannette Jara. Ese es más o menos el promedio que hemos tenido en las tres últimas elecciones presidenciales en Chile”, recordó a Clarín Marco Moreno, director del centro de Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central de Chile.
“Por lo tanto va a ser interesante el resultado del domingo en función del margen de victoria. Es decir, no sólo quién gana sino por cuánto gana, y la brecha puede ser leída como un indicador de mandato, de fuerza de los bloques y de condiciones de gobernabilidad. Por ejemplo si hay una brecha amplia, si Kast tiene sobre 55% y Jara por debajo del 45%, una diferencia de 10 puntos o más, Kast partiría con un mandato robusto, con más de un millón y medio de votos de diferencia. Se impondría así la derecha más radical sobre la más tradicional”, interpretó.
“En el oficialismo, ese resultado podría significar algo más que un traspié electoral, sería una derrota estructural del ciclo progresista que se inauguró en el año 2014 y llegó hasta 2021 cuando Gabriel Boric ganó las elecciones”, agregó Moreno.
En cambio, si la diferencia es de 5 a 10 puntos, la victoria de Kast sería clara, pero el escenario sería otro: “En el ámbito de la derecha Kast seguiría siendo el líder pero con los partidos tradicionales y el mundo empresarial con más espacio para seguir influyendo en la agenda y empujar la moderación”, interpretó el experto.
“En el caso de la centroizquierda, una brecha intermedia significaría que la derrota es dolorosa pero no devastadora. Se podría dar una disputa por quién lidera la oposición. Y respecto de la gobernabilidad, esto obligaría a Kast a negociar desde el día uno”, agregó.
Más allá de las cifras, el líder conservador ya se muestra como presidente. En el último debate televisivo frente a Jara, el martes a la noche, se mostró confiado: “Quiero decirles que el tiempo se acabó. Se acabó el tiempo de los discursos, de las mentiras, de las consignas. Y hoy día parte una nueva etapa. Y en esta nueva etapa yo, al menos, me comprometo a que el 15 de diciembre voy a estar trabajando desde muy temprano, para recuperar la seguridad, para que haya más trabajo, para que se hagan las cosas serias, para pasar de la mediocridad a la excelencia, para pasar de la flojera al rendimiento, para pasar del desorden al orden. La fuerza del cambio viene en camino”.
La gran incógnita, entonces, es cuán profundo será ese cambio y qué significará para el futuro inmediato de Chile.