Que significa "bondi" y cuál es el origen de la palabra
En la jerga carcelaria argentina, un "bondi" o "armar bondi" significa provocar disturbios o problemas.
"Bondi" es una de las palabras más populares del lunfardo argentino pero no muchos conocen su origen. Normalmente se utiliza para referirse a un colectivo o un micro, pero en los últimos años también se comenzó a usar en las cárceles como sinónimo de desorden.
La palabra "bondi" proviene del portugués brasileño "bonde", que era el nombre del tranvía en Brasil. A comienzos del siglo XX en la ciudad de San Pablo, los tranvías llevaban carteles que indicaban el precio del pasaje con la palabra “bond” porque eran propiedad de compañías inglesas.
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Con el paso del tiempo, la fonética del portugués hizo que “bond” pase a pronunciarse “bonde” (pronunciado “bondi”). Y se convirtió en el equivalente de tranvía en el país más grande de Sudamérica.
Tiempo después en el siglo XX, con las corrientes migratorias la palabra "bondi" llegó a Argentina y se incorporó al lunfardo del Río de la Plata. En tanto, en la jerga carcelaria argentina, un "bondi" o "armar bondi" significa provocar disturbios o problemas.
Qué es el lunfardo
Según la Secretaría de Cultura de la Nación, lunfardo es un producto de las lenguas de las corrientes inmigratorias de finales del siglo XIX y principios del XX y nace en el hacinamiento de los conventillos por la necesidad de comunicarse. Pero sería tiempo después que a este tipo de habla popular se lo conocería como “lunfardo”.
El 5 de septiembre de 1953 aparece el libro “Lunfardía”, del escritor argentino José Gobello, que rescata ciertas palabras y convierte el lunfardo en hecho lingüístico. De ahí que todos los 5 de septiembre se celebra el día del lunfardo.
La palabra “lunfardo” tiene su origen en el gentilicio “lombardo”, término que llegó a ser sinónimo de ladrón porque los lombardos fueron, en el siglo XVIII, usureros y prestamistas, actividades por entonces impopulares.
Con el tiempo, lombardo derivó en lunfardo. Sin embargo, más tarde se descubrió que el lunfardo era compartido por grandes sectores de la población y que, lejos de ser un código marginal, había sido incorporado a la vida cotidiana y difundido a través de expresiones artísticas como el tango o el sainete.