Perilago de Potrerillos: qué zonas quedarán como playas públicas

Se conocieron los lineamientos que buscan garantizar el acceso público y gratuito a la costa del Dique Potrerillos en medio de los desarrollos privados que se llevarán adelante en el área.

SOCIEDAD

Por ley, los proyectos de inversión privada deben asegurar espacios de acceso libre y gratuitos, con la responsabilidad de su mantenimiento. Bajo esta premisa es que el Gobierno dio a conocer este miércoles cómo estarán dispuestos los diferentes emprendimientos que se llevarán adelante en el Perilago de Potrerillos y qué zonas quedarán como playas públicas, además de las áreas dispuestas para circulación y estacionamiento. 

La nueva reglamentación establece que la circulación vehicular estará limitada a estacionamientos designados, prohibiendo su ingreso a la costa. La idea es resguardar a peatones y ciclistas.

El Plan de Ordenamiento Territorial prevé la coexistencia de espacios públicos, como bajadas a la costa y playas, con inversiones privadas que, además de generar movimiento turístico, deberán incorporar infraestructura para el público.

El negocio inmobiliario detrás de la subconcesión

A pesar de la visión de ordenamiento territorial presentada por el Gobierno, el desarrollo del Perilago de Potrerillos no ha estado exento de controversia. El negocio inmobiliario detrás de la subconcesión ha sido objeto de debate público. El plan maestro de urbanización fue adjudicado en 2022 por 50 años a la empresa Potrerillos Resort, del empresario Hugo Ojeda.

Sin embargo, el concesionario original solicitó la cesión parcial del contrato a las firmas Agrícola los Pozos SRL y Bezeta SAS. De esta forma, empresas de los empresarios Sebastián Halpern, Renzo Giuffre, Gustavo Bernardi y José Bahamonde ingresaron al desarrollo sin pasar por un proceso de licitación.

Esta acción fue avalada por la Fiscalía de Estado, argumentando que la cesión parcial no desobligaba al concesionario original y resultaba beneficiosa para el proyecto. Este acuerdo ha sido criticado por haber entregado a privados un "negocio redondo" en un área con gran potencial turístico, mientras otros emprendimientos preexistentes, como un club de kitesurf, fueron removidos con topadoras.

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