No solo hay que pensar en lo punitivo

Arturo Piracés, ex titular de la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil, se pronuncia en contra de los argumentos que exponen quienes abogan por bajar la edad de imputabilidad.

Arturo Piracés, ex titular de la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil
ANALISIS

El tema de gran debate en la Argentina de este momento y que está en manos de los legisladores nacionales, es si se baja la edad de imputabilidad y a qué edad se pone el límite para ello. Pensando en términos contextuales, de toda América Latina Argentina y Cuba son dos países que han mantenido la edad en los 16 años como imputabilidad y gran mayoría de los países han bajado, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia; incluso Venezuela sin atender a razones más bien ideológicas, sino a razones prácticas de poder solucionar el tema y hacerse cargo de los jóvenes que están en situación de alta vulnerabilidad.

Creo que ese es el tema que habría que estar tomando ahora ¿qué hacemos con los jóvenes que están vulnerables? Tenemos que ver cómo solucionamos la problemática de ese joven y de la sociedad porque son jóvenes vulnerables que tienden a ser un peligro para la sociedad, para el resto de la gente, pero también para ellos mismos. Si hago un mapa del Gran Mendoza, veré que hay zonas donde hay mayor cantidad de delitos juveniles. Y eso se puede medir, se puede evaluar en base a los datos de los juzgados penales de menores y la incorporación de la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil.

Pero también podemos ver que en esas mismas zonas hay graves problemas de consumo de droga, en esas zonas además hay problemas de alcoholismo en adultos. En esos lugares existe el problema de los abandonos familiares; o sea, se juntan una serie de problemas que son de tipo social y estructurales, y uno de ellos es el delito de menores. Entonces creo que, para entender esta problemática, no solamente hay que apostar a la punibilidad, sino que también hay que apostar a la protección, y de alguna manera buscar alguna solución a la situación donde van cayendo muchos jóvenes.

Estos problemas no se dan solamente como consecuencia de la pobreza y del abandono, si no también de un cambio de valores, de las distorsiones que pueda haber en cuanto a cuáles son las reglas sociales que habría que seguir. Y en cierta medida, también considero que lo que hay que tomar muy en cuenta, es que la población de jóvenes que está a la deriva tiene mucha distancia con respecto al mundo adulto y no tiene mayor comunicación, falta comunicación. Veo que se forman grupos que tienen sus propios códigos y que de alguna manera esos códigos son los que hacen que, como buenos adolescentes, ellos tengan que estar constantemente probando la necesidad de pertenencia al grupo.

Es muy importante tomar en cuenta la trasgresión social, el delito y el delito de adultos. Aquí hay muchos delincuentes adultos, bandas delincuentes de adultos que reclutan jóvenes que son inimputables y que hasta ahora no se puede hacer nada con ellos. Mendoza hace, tiene el centro de adolescentes con medidas excepcionales, pero esto pasa a no ser suficiente porque los chicos no están en situación de suficiente contención. Falta contención, entonces lo que se necesita, en cierta medida, es que el Estado se haga cargo de los chicos que son inimputables y no necesariamente en forma punitoria, sino que se haga cargo de su protección para evitar que estos grupos de adultos delincuentes, aprovechen esa mano de obra para poder realizar sus actos.

En ese sentido habrá que pensar en que si se modifica la ley, se vaya modificando de acuerdo a digamos defender los intereses de los jóvenes, defender su vulnerabilidad. Esos chicos tienen muchos años de vida por delante y estamos a tiempo de poder ayudarlos. En Mendoza la situación no es grave todavía, no es como en otras provincias en donde sí ha pasado a ser un problema acuciante.

Entiendo que en cierta medida, en todo el país habría que tomar medidas de protección donde intervengan activamente los ministerios de Salud con todas las direcciones de salud mental, que se sume activamente el sistema educativo y el sistema de protección para poder ayudar a que esos chicos no se conecten directamente con esa ganancia inmediata que puede ofrecer la delincuencia adulta. Sabemos que ninguno de los chicos roba para coleccionar, roban para alguien, para poder vender lo que tienen, para poder consumir droga. Es claro que hay un problema de salud mental de por medio, entonces considero que de alguna manera hay que hacer una ley que permita, por un lado la protección, y por otro lado, la protección de la sociedad, la protección del chico, porque son chicos altamente vulnerables.

Hay problemas de salud mental, consumo de drogas, agresión, violencia. Sabemos que en Argentina uno de los problemas de salud mental más graves es la violencia en todos los aspectos, y ayudar a que se planifique, se prepare gente y se avance en la habilitación y construcción de espacios que puedan servir para poder trabajar con estos chicos, espacios con seguridad, o sea, no necesariamente lugares abiertos. También pueden ser lugares que sean cerrados, pero no necesariamente todos los lugares van a tener que ser cerrados. Vamos a tener que tener asistencia comunitaria. Y esto si estamos pensando en una mentalidad de cambio revolucionario, en formas de vivir en sociedad, tenemos que pensar que tenemos que abordar la problemática en los sectores que están más carentes, y que de alguna manera están más proclives a que sean captados por el mundo del delito.

Creo que la infraestructura que tenemos actualmente es insuficiente para poder cumplir con la ley. Esta ley en cierta medida es declarativa, yo la veo demagógica en una época de elecciones, pero tal como viene no trae grandes soluciones, brinda generalidades y está pensando mucho en sacar de circulación a jóvenes como ejemplo, pero no está pensando en qué vamos a hacer con esos jóvenes, cómo vamos a capacitarlos para que tengan una salida porque en su gran mayoría, esos jóvenes no están para una carrera de delincuentes, sino están transgrediendo, puedan ser ayudados para que de alguna manera se integren bien a la sociedad.

Hacen falta medidas globales, que la ley sea consciente de que este tema tiene que ser abordado integralmente y no ser una medida solamente punitiva. Creo que de alguna manera esto puede darse pensando en crear una relación interministerial, en donde haya una estrecha relación entre los ministerios de educación, el ministerio de justicia y el de trabajo, para que pueda darse una solución más integral al tema. En Mendoza algo se ha avanzado al poner el tema del chico delincuente bajo la órbita del Ministerio de Educación. Bueno, se necesitan medidas concretas, prácticas y efectivas para poder salir adelante con esto. Creo que es importante que el Estado se haga cargo, es clave que se haga cargo de esos jóvenes, pero no solamente con medidas punitivas.

*Licenciado en Psicología y ex titular de la Dirección de Responsabilidad Penal Juvenil

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