Godoy Cruz no puede vivir de su escenografía

El autor de la columna afirma que la gestión de Godoy Cruz sostiene que a pesar de tener una estructura municipal "robusta", es deficiente en la prestación de servicios. Propone apostar por la Inteligencia Artificial.

ANALISIS

Durante los últimos años, se ha repetido hasta el cansancio que Godoy Cruz es un "municipio modelo". Se lo presenta como limpio, ordenado, eficiente. Pero ese orden es escenográfico: más pensado para la foto que para transformar la vida cotidiana de los vecinos, una bruma que impide ver los problemas reales del departamento y justifica la falta de respuestas estructurales. No expresa una estrategia de futuro ni una mirada estructural sobre los problemas que atraviesan al departamento. Es gestión de superficie, sin profundidad.

Ni siquiera las funciones más básicas de la administración local están garantizadas. El barrido, la iluminación, la recolección de residuos, el mantenimiento de calles, la poda o el bacheo funcionan con deficiencias visibles, reiteradas y naturalizadas. ¿Cómo hablar de orden si el piso mínimo de responsabilidades municipales está en crisis? Lo que hay no es una ciudad funcional, sino una puesta en escena cuidadosamente ensayada, una fachada que se desarma en cuanto se camina por los barrios.

Con un presupuesto anual de aproximadamente 96.000 millones de pesos, Godoy Cruz destina el 60% a gastos corrientes, la planta municipal cuenta con más de 1.200 empleados y sin embargo, pese a esta estructura robusta, no hay políticas públicas ambiciosas que enfrenten los grandes desafíos del presente: el desempleo, la crisis habitacional, la desigualdad territorial, la necesidad de reconversión tecnológica.

Lo que predomina es una administración simulada, que se sostiene sobre una narrativa de eficiencia pero carece de estrategia, de mirada integral, de apertura a lo nuevo. Una ciudad atrapada en su escenografía, donde todo parece estar en su lugar, pero nada está realmente funcionando como debería. No hay planificación, no hay articulación, no hay innovación.

Mientras tanto, en el mundo, los municipios se transforman en motores de innovación. Desde Medellín hasta Rosario, pasando por ciudades intermedias de Europa o Lagos en Nigeria, la nueva agenda urbana incluye conectividad, capacitación digital, energías limpias, reciclado inteligente, datos abiertos, participación ciudadana e infraestructura social.

En Godoy Cruz podríamos tener eso, y mucho más. Pero hoy la matriz productiva del departamento está estancada: cada año se pierden empleos manufactureros, se reduce la participación del trabajo industrial y crece un modelo meramente comercial, de bajo valor agregado y sin arraigo territorial. Es necesario revertir esa tendencia y convocar al sector privado a ser parte de una nueva estrategia de desarrollo, con tecnología, empleo calificado y vocación transformadora. Tenemos capital humano, universidades cercanas, pymes innovadoras, saberes populares, clubes, uniones vecinales, centros de jubilados, profesionales y trabajadores listos para aportar. Porque Godoy Cruz es grande por su gente, lo que falta no es talento: es una decisión.

Proponemos pensar a Godoy Cruz como una Ciudad Tech. No en el sentido trivial de una "ciudad digital" con paneles solares en las plazas, sino como una ciudad que pone la tecnología al servicio del desarrollo humano. Una ciudad que distribuye innovación en lugar de concentrarla, que conecta clubes con impresoras 3D, reciclado con trazabilidad, escuelas con programación, vecinos con datos públicos, espacios verdes con sensores ambientales, y que promueve activamente la instalación de pymes tecnológicas a lo largo y ancho del departamento, ofreciendo condiciones favorables, infraestructura y vínculos estratégicos para que el sector privado sea parte de este nuevo ecosistema urbano.

Con menos del 10% del presupuesto municipal podríamos poner en marcha un ecosistema de innovación real: aulas-taller, conectividad barrial, estaciones verdes, vivienda social con eficiencia energética, laboratorios de datos, redes comunitarias. Para tener una idea: la startup china Deepseek desarrolló un modelo de lenguaje comparable a ChatGPT con apenas 6 millones de dólares. Es decir, el futuro no depende de grandes presupuestos, sino de decisiones inteligentes.

Desde nuestro programa, proponemos un panóptico invertido: no mirar desde arriba a todos, sino hacer visible lo invisible, integrar a quienes no están en el mapa institucional, visibilizar capacidades que la gestión actual ignora, pero que pueden ser claves para el desarrollo. Apostamos por una ciudad que piense, que debata, que se atreva.

Porque no alcanza con que los semáforos funcionen. Queremos una ciudad que discuta el futuro, que tenga una estrategia, una identidad, un rumbo. Una ciudad donde lo público no sea sinónimo de burocracia, sino de potencia compartida. Godoy Cruz tiene con qué. Lo que falta es voluntad.

Federico Niemetz

Abogado y magíster en Derecho y Economía

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