Empleo local en minería: del discurso del cupo al desafío de la capacitación

La autora es empresaria de Uspallata y detalla minuciosamente los desafíos, para empresas y empleados, que habrá que sortear trabajar en el sector.

ANALISIS

Siempre he sostenido que los cupos laborales, en general, no son la mejor manera de garantizar empleo. Prefiero el mérito, el esfuerzo y la preparación como caminos legítimos para destacarse y alcanzar objetivos. Sin embargo, cuando hablamos de minería, las cosas no son tan simples.

Miriam Bustos.

Este sector reúne múltiples factores que condicionan su desarrollo: la presión fiscal que asfixia a las empresas, la falta de calificación en gran parte de la mano de obra y las dificultades de las pymes para competir. Todo esto obliga a mirar el problema con más matices que el simple dilema entre cupos o libre competencia.

Como integrante de la CaMEM, comparto lo expresado por nuestro presidente, Guillermo Pensado: debemos preparar a los trabajadores no solo para la minería, sino también para sectores afines que requieren perfiles similares a nivel regional y mundial. Existen cursos, talleres y jornadas de capacitación, pero es innegable que durante décadas se descuidó la formación y se debilitó la cultura del esfuerzo. El resultado ha sido una o dos generaciones con falencias básicas en hábitos de estudio, responsabilidad y cumplimiento.

En este escenario, es lógico que una empresa como PSJ busque contratar mano de obra local —primero uspallatina, luego mendocina—, porque le conviene desde lo operativo y lo social. Pero surge una pregunta ineludible: ¿qué pasa si no hay suficientes trabajadores formados para cubrir esas vacantes? Ningún cupo, por sí solo, asegura el beneficio local.

La clave está en articular esfuerzos:

  • Empresas, comprometidas con programas de capacitación vinculados a puestos reales.
  • Estado, acompañando con alivio fiscal, financiamiento y políticas de homologación para pymes.
  • Comunidad y ciudadanía organizada, con mecanismos de transparencia y control independiente que permitan verificar cuántos empleos y contratos efectivamente quedan en el territorio.

De este modo, la minería no se convierte en un enclave aislado, sino en una palanca para diversificar la economía regional, generar cadenas de valor, fortalecer la logística, la energía y hasta dinamizar actividades complementarias como el turismo.

En definitiva, no se trata de cupos sí o cupos no, sino de construir un sistema donde el progreso sea compartido, medible y sostenible. Solo así se logra la tan mencionada licencia social: cuando la comunidad ve que el desarrollo es real, tangible y llega a su vida cotidiana.

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