El "Juicio", ponele

El autor de la columna, José Luis Álvarez, sostiene que el fallo judicial fue una condena “anunciada”, impulsada por sectores judiciales, mediáticos y económicos que nunca aceptaron el proyecto político kirchnerista.

ANALISIS

Escuchando radio oí a Alejandro Bercovich en Radio Con Vos haciendo un paralelismo entre el “Yo acuso” de Emilio Zola y la condena de Cristina, se me vinieron inmediatamente dos libros más a la cabeza, ni más ni más ni menos que “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez y “El Proceso” de Kafka.

El 10J de 2025, a Cristina Fernández de Kirchner le negaron el recurso de queja ante los tres jueces que tiene hoy la Corte Suprema y ratificaron de manera unánime las sentencias condenatorias por corrupción en la obra pública de un tribunal federal oral y de una Cámara de Casación.

El fallo convalida la condena a 6 años de prisión y la proscripción electoral a Cristina Kirchner y ella como Zola en “Yo acuso”, apeló a la opinión pública antes que, a los tribunales en sus discursos, comparó su proceso con su condena y proscripción, acusó a jueces, medios y opositores de construir una "ficción" en su contra. 

Santiago Nasar en “Crónica de una muerte anunciada” es asesinado por los hermanos Vicario en un crimen que todo el pueblo sabía que ocurriría, pero nadie evitó. La fatalidad gobierna la trama: desde el primer párrafo, el lector sabe el final, pero igual se pregunta, ¿Por qué dejamos que pasara?

Algo similar ocurre con el fallo contra Cristina, su condena era "anunciada": un guion escrito por jueces, los medios y un poder económico que nunca aceptó su proyecto. Desde esta visión, el juicio fue una comedia donde las pruebas importaron menos que el veredicto ya decidido.  

Los juicios políticos siempre generan distintas narrativas. Para algunos, Cristina es culpable y la justicia actuó; para otros, es una víctima de un sistema corrupto. Pero más allá de las pruebas, lo que prevalece es el relato. Cuando hablamos de relato obvio que se refiere a los tres más notorios, el relato judicial (el expediente, los peritos, las sentencias).  El relato político (la proscripción, la condena) y agrego yo, sin ninguna vergüenza, el relato de los libros ya sea Zola, García Márquez o Kafka.  

En los libros, los ávidos lectores, queremos que las historias nos enganchen y nos vayan proponiendo distintas suposiciones, no esperamos, salvo en las novelas infantiles, finales felices y sí personas de carne y hueso con sus circunstancias, incertidumbres, hechos políticos, poder y algún aprendizaje para el futuro.

Pero volviendo a la realidad, veo algo Kafkiano de “El proceso” en la condena a Cristina, aunque obra póstuma e inconclusa de Kafka, el gerente del banco, es acusado de un crimen que nunca conoce, por una autoridad que nunca ve, bajo leyes que nadie explica. Su lucha no es contra la evidencia, sino contra una burocracia que lo acusa, leyendo a Sofía Caram que cubrió todo el juicio y escribió el libro “Condenada” sobre el tema, pareciera que a la defensa se le escapó la tortuga, como diría el gran Diego, pero considera que domina el criterio previo, para que ser preciso o para que demostrar la verdad si el veredicto es CULPABLE.

Hasta Carrió, una de las que más denunció al matrimonio K de corrupción, ahora dice que no se siente cómoda con lo que pasó y cómo se hizo el juicio.

Quiero traer las palabras de Cristina publicadas en página 12 el 3 de febrero de 2020. “Había que condenar a un gobierno. El de Néstor Kirchner. Había que traer de vuelta al FMI. Y para eso había que convencer que el que nos desendeudó era un chorro. Por eso es que estoy sentada acá”, dijo. Y continuo “Seguramente tienen la condena escrita. No me interesa. Yo he elegido la historia. A mí me va a absolver la historia”.

Ahora me queda elaborar una conclusión y la imagino haciendo un paralelismo entre el 10 de junio y el 17 de octubre, de acuerdo lo que pienso y siento:

El 17 de octubre, marcó el surgimiento del peronismo como movimiento popular, cuando miles de trabajadores movilizados exigieron la liberación de Perón. Hoy, la inhabilitación de Cristina es interpretada como una exclusión política similar, donde otra vez una figura central del peronismo es proscripta.

Cristina nos dijo que estamos viviendo una época histórica donde están tratando de destruir al peronismo, afirmando que el fallo responde a intereses económicos y no a motivos jurídicos

Hoy festejan Macri y Milei como un triunfo de la "república", en el PJ se ve como un ataque a las conquistas sociales igual que el 17 de octubre o peor al bombardeo a la plaza, también de un mes de junio, pero de 1955.

Hay que reinterpretar el símbolo del 17 de octubre que ya no es solo una fecha conmemorativa, sino un marco de lucha actual que, a mi juicio, ojalá reactualice al peronismo, planteando nuevas preguntas de cómo se deben dar soluciones y propuestas ante las campañas donde parece bueno perder los derechos ganados, el siglo 21 llama.

 

* José Luis Álvarez, exsuperintendente General de Irrigación y dirigente peronista. 

 

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José Luis Álvarez

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